¡Que risa! Y eso que a lo mejor soy culpable (me siento acusado, y se me cae la cara de la vergüenza) culpable de lo que acusa Marías: de ser un descuidado del idioma. Pero que risa, escuchen lo que el autor dice a mis oídos:
“De lo que no me cabe duda es de que son pretenciosos catetos los que lo “escuchan” todo, hasta el grito de un perro o el ladrido de una persona en mitad de la noche. …que todo puede llegar a ser, al paso que vamos.”
¡Que risa!
ResponderEliminarY eso que a lo mejor soy culpable (me siento acusado, y se me cae la cara de la vergüenza) culpable de lo que acusa Marías: de ser un descuidado del idioma. Pero que risa, escuchen lo que el autor dice a mis oídos:
“De lo que no me cabe duda es de que son pretenciosos catetos los que lo “escuchan” todo, hasta el grito de un perro o el ladrido de una persona en mitad de la noche. …que todo puede llegar a ser, al paso que vamos.”
Luis.